• Creyentes celebran ritos de Semana Santa
Jorge Esquivel y Mauricio Herrera
mherrera@nacion.com
Los creyentes en las supuestas apariciones de una virgen, en San Isidro de Grecia, han celebrado la Semana Santa con procesiones, vigilias y rezos, aunque la Iglesia Católica desautoriza tales actos.
Dentro de una finca privada donde se manifestaría el fenómeno, los integrantes de la asociación “Mujer Vestida de Sol” organizaron las procesiones de Domingo de Ramos, Crucifixión, Santo Entierro y de Domingo de Resurrección, según Jorge Arias y Gladis Oviedo, miembros del grupo y asistentes a los actos.
El cura párroco de Grecia, Javier Morera, enfatizó a La Nación que las celebraciones que se llevan a cabo en el lugar no son avaladas por la Iglesia.
Recordó que desde el año pasado el obispo de Alajuela, José Rafael Barquero, comunicó que ese sitio no estaba reconocido como santuario.
“Son rezos (lo que se hace en la finca), no quiero entrar en detalles. Si alguien pone un horario de oración en su casa puede hacerlo y decir si cree en Dios o en los chiclets Adams”, respondió ayer Arias irritado por las preguntas de este diario.
Según él, para reunirse a orar no es necesaria la presencia de un sacerdote autorizado por la Iglesia.
Otro de los miembros de la asociación, Felipe Arrieta, reiteró que Delgado sigue recibiendo los mensajes celestiales. “Nos dice que tengamos paz, que la Virgen está con nosotros, que oremos mucho, que recemos el rosario porque vienen tiempos difíciles”, aseveró Arrieta.
Mensajes
El cura párroco de Grecia aceptó la imposibilidad de clausurar las reuniones religiosas en el supuesto santuario, porque es propiedad privada y porque en el país hay libertad de culto, pero insistió en que la Iglesia no admite que allí ocurra algún fenómeno.
Pese a la oposición de las autoridades eclesiales, el “santuario” no solo sigue funcionando, sino que en el terreno, propiedad de Jorge Chaves Rodríguez, hay maquinaria en labores de construcción.
En setiembre pasado trascendió que en esa comunidad alajuelense un joven llamado Juan Pablo Delgado, de 23 años, decía recibir mensajes de la Virgen María para trasmitirlos a los creyentes.
El hecho tomó notoriedad cuando se supo que el cura estadounidense Alfredo Prado oficiaba allí actos religiosos sin autorización de la Iglesia Católica local.
Prado, de 75 años, enfrenta en Estados Unidos una demanda de $20 millones por presuntos abusos sexuales contra un menor de edad, en 1967. El sacerdote ha negado los cargos.
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